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Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco
Secretaria Academica
17 de Octubre de 2014

Continúa hoy el Seminario “PENSAR LA ESCUELA EN LA ESCUELA” a cargo de la Prof. Teresa C. Punta

Se realizó en la jornada de ayer (viernes 17 de octubre de 2014) la primera parte del seminario Pensar la Escuela en la Escuela, de 8.00 a 13.00 y de 15.00 a 18.00. La clase de hoy sábado se desarrollará en el horario de 9.00 a 13.00, en el aula 200 de la Sede Comodoro Rivadavia. Por otra parte, se recuerda que el próximo encuentro está previsto para los días 14 y 15 de noviembre en los mismos horarios. La actividad es organizada por la Secretaría Académica de la Universidad a través de la Dirección General de Servicios Académicos y la Asociación de Docentes Universitarios (ADU), en el marco del Programa de Capacitación Gratuita para Docentes de Universidades Nacionales.

Continúa hoy el Seminario “PENSAR LA ESCUELA EN LA ESCUELA” a cargo de la Prof. Teresa C. Punta

La especialista Teresa Punta a cargo del Seminario Pensar la Escuela en la Escuela explicó: "En el transcurso de los encuentros intentaremos acercarnos al problema de la atención a la diversidad no como una problemática áulica sino con una visión puesta en el mundo de la escuela.

A partir de ello necesitaremos identificar con qué capacidades y competencias contamos en cada comunidad para avanzar hacia un abordaje situacional.

“Sabemos” que vamos a encontrar en ese camino, las claves de las prácticas pedagógicas posibles lo que nos resultará fundamental para poder reflexionar sobre cuales pueden ser los caminos a inventar en nuestras aulas. En cada una de nuestras aulas.

El objetivo consiste en ampliar los marcos perceptivos de la realidad cotidiana y nutrirnos de recursos más sutiles de intervención institucional, teniendo en cuenta las mutaciones sociales y culturales de estos tiempos. Pensar la escuela desde y con los actores involucrados.

Establecer equipos y tramas concretas entre los involucrados en cada comunidad educativa.

En la presente propuesta, éste es, quizás, uno de los principales clichés a quebrar.

Actualmente, la mayoría de las propuestas de formación, intentan articular nuevas soluciones para las nuevas lecturas “externas” de las realidades escolares emergentes en una suerte de alquimia pedagógica.

La aparición de una nueva tendencia para el enfoque de las problemáticas escolares atendiendo a la diversidad existente en cada escuela nos dice que esta tarea no puede realizarse con anterioridad al encuentro, tanto de los “capacitadores” con los “capacitandos”, de los “maestros” con los “alumnos”, de la “escuela” con su “comunidad”.

Así, y puestos en la necesidad de hacerlo, podríamos entonces decir que el “problema” a abordar, es el defasaje que se plantea entre las soluciones “enlatadas” que se despliegan en nuestras escuelas y las trasformaciones y los cambios que se dan al seno mismo de cada comunidad.

Analizar este desfasaje sin volver la mirada hacia el interior de cada escuela, de cada equipo de trabajo, de cada comunidad sería perderse muchas de las claves para la creación de “mundos posibles”.


Impacto

Integrantes del Equipo Institucional del Colegio Universitario Patagónico de la ciudad de Comodoro Rivadavia que deseen iniciar o continuar un tránsito de pensamiento situacional, pensarse a través de sus propias voces y gestionar colectivamente momentos y espacios de reflexión compartida en referencia a problemáticas comunes.

La idea de este trayecto es profundizar líneas de pensamiento, percepción e intervención en las escuelas, interrogándonos sobre cómo producir composición socio-educativa en las escuelas hoy.

Ya no nos manejamos cómodamente en la vida institucional tal como la tenemos armada en nuestros imaginarios y tampoco sabemos cómo pensar la contemporaneidad en la escuela, este desconcierto nos pone en situación de interrogación y/o malestar frente al desacople entre la realidad y nuestros saberes heredados.

En este desconcierto, nos es necesario “devenir” investigadores, enfrentándonos a nuestras inquietudes y apertrechándonos de una actitud que –creemos- cada vez más se aleja de “lo intelectual” para acercarnos a lo perceptual y concreto.

Proponemos entonces, seguir un recorrido que enfatice nuestro convencimiento de la necesidad de la investigación, de la formulación de problemas, del entrenamiento en procedimientos perceptivos y metodologías permeables, de la interrupción del hacer en función de lo que creemos saber sin habernos parado a cuestionar y a pensar desde la propia experiencia institucional lo que todo el mundo sabe, dice y piensa. Es decir, “interpelar los automatismos del saber”.

Es más un gesto de “deshechura” que de armado.

Promover otras formas, unas alternativas propias y singulares, locales y situadas frente a la tendencia todavía homogeneizadora de la escuela y es en este sentido que creemos importante promover la voz propia de cada escuela, de cada equipo de trabajo, posicionándose, porque es a partir de esa propia voz desde donde intuimos que se puede generar un espacio de búsqueda que no sea ajeno al espacio común normado y citado por los expertos, pero que a su vez, defina singularmente cada complejidad, regulándola según sus propios consensos.

En “Filosofía de los días críticos” Chantal Maillard dice: “Hemos aprendido a responder con la risa a lo que nos han enseñado que era risible… no nos han dicho ‘hacé de esa cosa algo risible’… lo que ha sucedido es que ante esa cosa se han puesto a reír y hemos imitado su gesto…”

Tal vez, es necesario desaprender las ideas de segunda mano e inventarnos nuevas. Deshacernos de los gestos que imitan viejos patrones. Desaprender para crear.

Interrogar y problematizar los discursos “armados”, invitar a oponerles una forma de decir menos “abarcativa” pero más potente en situación, pensar desde cada escuela, desde cada pibe, desde cada maestro, es una vía muy fértil para intentar develar lo que en los discursos se presenta bajo la forma de lo “obvio”.


La interpretación de la diferencia vista no como una catástrofe que hay que remediar sino la inauguración de una tendencia política, cultural y del lenguaje que recomponga la pluralidad desde una perspectiva que no repita, sin pasión, sino que restablezca los conflictos territoriales propios.

La palabra de cada escuela, tiene su parte de verdad y es necesario reconocerla. Si no nos “ensayamos” en formas de pensarnos diversas y modos de andarnos en esa “diversidad” puede el discurso transformarse en un consumo, la confirmación de las leyes y la ignorancia de los sentidos. Una mímica.

Enunciarnos en nuestras propias “diversidades” para nada hacer desde allí, es continuar administrando el ser o no ser, el poseer o no poseer, el saber o el no saber. La propuesta de estos encuentros intenta el inicio de un viraje que comprende también una profunda renovación de prácticas, producto del cambio de enfoque que pone el ojo no ya el aprendizaje conceptual único, sino en la multiplicidad de formas de estar en el mundo, y en la escuela como el territorio para pensar-nos.

No se trata de la instalación de una nueva retórica, matizada con un nuevo vocabulario cuyos sentidos también podríamos poner bajo sospecha, sino de un proyecto de formación docente que entiende que de la articulación de una “didáctica de la relación” con uno mismo –como escuela- y con el otro, de esta suerte de aprendizaje compartido acerca de cómo sería posible aproximarnos a nosotros mismos desde nuestro contexto de emergencia, nuestras imágenes y nuestros discursos se podrían inaugurar nuevas maneras en nuestras cabezas, “poniendo en acto” nuevas formas de pensamiento, abandonando la búsqueda de soluciones ya dadas y dejándonos “tomar” por las respuestas que nos van naciendo en nuestro intercambio como equipo y con otros que nos ayudan a pensar en la escuela como la hacedora de una nueva composición social, como generadora de encuentros de miradas.

La idea es forjar un espacio compartido. Esto supone que éste ya no está dado por el solo hecho de la coincidencia física y temporal en un lugar, y nos invita a poner en suspenso los automatismos, uno de los cuales nos dice que estar en la escuela es de por sí, estar en un espacio de comunidad.

Empezar a pensarla nos entusiasmó, nos orientó en nuevos sentidos y desde nuestro deseo y desde ese entusiasmo pensamos proponer y generar espacios de reflexión que nos muevan de la indiferencia, del desgano, del desaliento, del desencanto… que nos alegren y potencien en nuestra capacidad de hacer.

Creemos que forjar estos espacios es posible, y necesario desde la escuela. Empezamos con esta propuesta que intenta sumar ideas provenientes de todos los sectores en que trabajamos con y para chicos, que pensamos en los chicos o los que simplemente desean incorporarse. Desde cada escuela conocedora de sus propias pieles y las miradas de su propia gente. Desde la escuela como capaz de ser aguja que entreteja los hilos de una escuela que hoy se presenta deshilachada.

Creemos que es desde cada escuela, desde donde podemos empezar a pensar que estamos frente a un problema que es de época y estamos convencidos de que la escuela, puede convertirse en un lugar privilegiado para la construcción de tramas de sostén que renueven la experiencia y vayan en la búsqueda a través de nuestro propio idioma, de nuestras propias lenguas.

La intención de los encuentros es justamente repensar la idea de lo que es un problema para la escuela.

Siempre que se hace referencia “al problema” derivado del diagnóstico en las “capacitaciones” aparece el modelo de la escuela moderna como un buen referente de trabajo y organización y desde el cual puede definirse “a priori” del encuentro entre los involucrados, la problemática a abordar. Como una tarea de “expertos”.